Relfexión anacrónica

13Oct09

Estoy escuchando “puesto” de babasonicos y me preguntó por qué tengo una relación con las canciones de babosonicos que oscila entre la admiración y el total desinterés.

La sensación que mejor maneja Babasonicos es la de la explosión del cliché. Si hay una regla estética que indica “no decir hermoso porque es cursi”, te arman puesto para que cuando la canción se monta en el climax aparece Hermoso deletreado para que lo disfrutes hasta en las letras que no te gustan. La recuperación retro siempre juega con retomar rasgos que parecían  en desuso. Pero más que en desuso la propuesta interesante del retro es mostrar la inutilidad del límite generacional. A los 80s con sus colores fluos y la magnanimidad del pop convertido en himno mundial de la clase entretenida cosmopolita, los 90s respondieron con minimalismo, retracción, colores pasteles. Usar fluo en los 90s pudo haber sido  un suicidio social más contundente que ser un psicótico. Un esquizofrénico es más aceptado que un personaje que vive con la realidad estética de la década pasada. Daniel Hendler será toda su vida, Walter el de la propaganda de telefónica.  Y de repente las bandas juegan con eso , y “eso” es suficiente para expresar la novedad de un zombie cultural como yo.

De todos modos,¿ es necesario que cada músico argentino sea un Charly?  Y así distraido escribiendo, llegó el estribillo de “puesto” y me encuentro “todo lo que pueda arreglar lo dejaré para mañana”. Y por más que usen el futuro simple, tan inusual para la conversación, siento que me estan contando y explicando por qué los escucho.  Somos unos degenerados.



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